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Equidad de género: qué es, en qué consiste y preguntas frecuentes

La equidad de género ha sido una lucha de organizaciones sociales y feministas por décadas. Es una meta que promueve las Naciones Unidas y busca cerrar la brecha que separa a las mujeres de los hombres de acuerdo a los roles que les atribuye la sociedad.

Pero para entender cómo llegar a esa equidad y sus retos, empezamos por lo más básico: ¿qué es el género? El género es el término con que se engloban los atributos económicos, sociales y culturales que se asocian a los hombres o mujeres en la sociedad, más allá del rasgo físico y biológico del sexo con que nacieron.

En muchas partes del mundo tanto hombres como mujeres tienen distintas y expectativas marcadas sobre cómo deben vestir, actuar o trabajar, por ejemplo. Las relaciones entre los sexos dentro del entorno familiar, laboral o público, también reflejan la comprensión de talentos, las características y lo que se consideran comportamientos apropiados para mujeres y hombres.

Como resultado, el género no se puede considerar igual que el sexo. El primero tiene una naturaleza social y cultural, mientras que el segundo se refiere a un rasgo biológico.

Los atributos y características de género que, entre otras, son los roles del hombre y la mujer en una sociedad, no son los mismos en todo el mundo y varían con el tiempo. Como parten de la sociedad, pueden ser cambiados y dar pie a la reinvención de una sociedad equitativa en la que los roles sean más justos y similares para ambos géneros.

Diferencia entre equidad de género e igualdad de género

Suenan similares, pero no lo son. Estos dos conceptos tienen una relación muy estrecha, pero tienen matices que los diferencian.

Se habla de igualdad de género cuando  las mujeres y los hombres pueden disfrutar de los mismos bienes, circunstancias, recursos y recompensas de valor social. Es decir, cuando tienen acceso a los bienes y pueden gozarlos e la misma forma. Por ejemplo, cuando una mujer puede tener propiedades a su nombre, manejar, votar.

La equidad es el proceso para lograr la igualdad. Este concepto se refiere a que haya igualdad de condiciones -no de recursos- entre hombres y mujeres. Es decir, que ambos géneros tengan el mismo punto de partida, las mismas oportunidades, el mismo acceso a financiamientos, educación, puestos de trabajo, entre otros.

Es decir, la equidad es la que lleva o permite que haya igualdad entre los géneros.

¿Qué es el empoderamiento de las mujeres?

El empoderamiento es la clave para lograr la equidad o igualdad femenina. La mujer necesita poder para acceder a recursos, educación, a salud y participación política.

Para poder empoderar a la mujer y permitirle cambiar su rol social, se deben identificar y corregir los desequilibrios de poder, darles autonomía a las mujeres para administrar lo más valioso que tienen: sus propias vidas.

El empoderamiento a la mujer garantiza que:

  • Las decisiones y el poder económico no sean asuntos decididos únicamente por hombres.
  • Tanto ellas como ellos participen plenamente como socios -iguales- en la vida productiva y reproductiva.

¿Por qué tomar en cuenta los problemas de género en los programas de población?

Para poder planificar programas dirigidos a la población, los asuntos de género deben ser tomados en cuenta por dos razones: primero, los diferentes roles de mujeres y hombres en cada sociedad requieren diferentes enfoques; segundo, la desigualdad de género es parte de la estructura social y es necesario comprenderla para desmontarla con acciones incluidas en los programas poblacionales.

La inequidad de género es un problema de todos, pero que se refleja sistemáticamente en limitaciones de acceso a las mujeres. Hay un claro patrón de diferencias y desventajas de las mujeres en temas como acceso a recursos, oportunidades de estudio y trabajo, capacidad limitada de tomar decisiones determinantes para la sociedad y hasta para sus propias vidas.

Cuando se limita a la mitad de la población en sus derechos y se les limita la posibilidad de aportar, se obstaculiza el progreso de la sociedad completa.

Bajo estas condiciones la sociedad deja de aprovechar el potencial de la mujer. Por ello cualquier diseño e implementación de programas de población y desarrollo, debe incluir las diferencias en los roles y desigualdades entre mujeres y hombres.

La transversalización de género

La transversalización de género es un método para integrar los asuntos de género en el análisis, formulación y seguimiento de políticas públicas, programas y proyectos.

Es un medio para lograr una sociedad equitativa entre los géneros. Es un proceso, no un objetivo. Su finalidad es promover la igualdad de género y permitir el empoderamiento de la mujer en las actividades que influyen en la población.

La incorporación de la perspectiva de género en la definición de políticas legitima los valores de la igualdad de género. Se hace el análisis desde las disparidades y brechas de género en, por ejemplo, la división del trabajo entre hombres y mujeres, acceso y control de recursos, a servicios, información, oportunidades, distribución del poder y la toma de decisiones.

Transversalización del género se refiere a que todas las políticas públicas, independientemente de su naturaleza, deben incluir y promover la igualdad entre géneros, hacer la equidad parte de la estructura social.

La incorporación de la perspectiva de género como estrategia no es excluyente de las intervenciones o estrategias que se centran solo en mujeres o en hombres, que usualmente se realizan cuando hay áreas con marcadas desigualdades que requieren una intervención específica por sexo.

Una correcta intervención de este tipo no debe contribuir a la marginación de alguno de los dos sexos. Por ejemplo, si se habla del acceso a los servicios de salud reproductiva y sexual, es evidente que las mujeres requieren mayor atención; sin embargo, intervenir a su favor no debe llevar a que los hombres queden en un rol secundario o perder los avances ya obtenidos para las mujeres. Debe consolidar los logros ya alcanzados.

Importancia de la igualdad de género

Sin la igualdad de género no podría haber desarrollo sostenible ni el respeto de los derechos humanos para todos.

Lo que busca la igualdad de género es una sociedad en la que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades, derechos y obligaciones, en todas las esferas de su vida social. Que sus desarrollos o fracasos individuales dependan de sus habilidades y no de ventajas u obstáculos asociados a su género.

La igualdad entre hombres y mujeres se materializa cuando:

  • Comparten por igual la distribución del poder y la influencia.
  • Tienen las mismas oportunidades para la independencia financiera mediante el trabajo o la creación de negocios.
  • Disfrutan del mismo acceso a la educación y a la oportunidad de desarrollar ambiciones, intereses y talentos personales.
  • Comparten a partes iguales la responsabilidad del cuidado del hogar y de los niños.
  • Están completamente libres de coacción, intimidación y violencia de género, tanto en el trabajo como en el hogar.

La igualdad de género es decisiva en el contexto de los programas de población y desarrollo, porque permite a mujeres y hombres tomar decisiones que impacten positivamente su salud sexual, reproductiva, también de sus cónyuges y familias.

Decisiones como la edad al contraer matrimonio, el momento de los nacimientos, el uso de métodos anticonceptivos y prácticas o costumbres violentas, como la mutilación genital femenina, mejora al consolidar la igualdad entre los géneros.

La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres no son conceptos que igualen a los hombres y a las mujeres. Se trata de que las oportunidades de desarrollo sí sean las mismas para ambos.

La igualdad de género, ¿una preocupación para los hombres?

El logro de la igualdad de género implica cambios pero no debe suponer una preocupación para los hombres en su ámbito social.

Las relaciones más equitativas deben basarse en una redefinición de los derechos y responsabilidades de ambos en la familia, trabajo y la sociedad en general.

Por tanto, es decisivo no subestimar el género como un aspecto de la identidad social de los hombres, algo a menudo olvidado porque la tendencia es considerar las características y atributos masculinos como la norma y ​​los de las mujeres como una variación a esta.

Si hay igualdad de género, ambos se ven beneficiados, porque se trata de distribuir mejor los derechos. Darle poder a las mujeres no implica reducir los derechos de los hombres.

Influencia del género en los hombres

La vida de los hombres está tan fuertemente influenciada por el género como la de las mujeres, aunque tengan ventajas sociales con respecto a ellas.

Toda la presión que tienen y les demandan desde las esferas de poder como líderes, esposos o responsables de la familia, configuran su comportamiento.

Por ejemplo, se espera que los hombres inviertan más en las necesidades materiales de sus familias, que en los roles de crianza y cuidado asignados históricamente a las mujeres. La socialización en la familia y en las escuelas promueve la conducta de riesgo entre los hombres jóvenes, que a menudo se refuerza con la presión de los compañeros y los estereotipos de los medios de comunicación.

Como resultado, el estilo de vida que demandan los roles asignados tradicionalmente a los hombres los exponen a mayores riesgos de morbilidad y mortalidad que las mujeres. Estos riesgos incluyen los relacionados con accidentes, violencia y consumo de alcohol.

Los hombres también tienen derecho de asumir un rol más enriquecedor respecto a la salud infantil, sexual y reproductiva, propia y de sus parejas. Como suelen ser jefes de familia, se les atribuye la carga económica, más no la afectiva, y eso impacta en las relaciones familiares, para y con sus hijos.

Abordar estos derechos y responsabilidades implica reconocer sus problemas de salud específicos, como necesidades y condiciones que los configuran. La adopción de una perspectiva de género es un paso que revela que hay desventajas y costos para los hombres, que se acumulan a partir de patrones de diferencia de género. Revela las diferencias para cada género y también la relación entre ambos.

¿Qué disparidades incluye la desigualdad de género?

Cuando hay desigualdad de género se revelan disparidades en el acceso de hombres y mujeres a diferentes aspectos, algunos de ellos son:

  • Recursos.
  • Servicios.
  • Influencia.
  • Beneficios.
  • Poder de decisión.
  • Discriminación en términos de oportunidades.

El género es una construcción social que se basa en roles, no en diferencias sexuales. Su naturaleza es vulnerable a la creación de desigualdad que se manifiesta en numerosas ocasiones de la vida cotidiana.

Desigualdad de ingresos vinculada al trabajo

A nivel mundial hay una tendencia a la desigualdad de ingresos entre hombres y mujeres, aún entre aquellos que desempeñan el mismo trabajo.

Fomentar la igualdad de género en el ámbito laboral tiene como objetivo reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres, que todos los empleados de una empresa que realicen un mismo trabajo reciban el mismo pago por su esfuerzo, independientemente de su sexo.

Además, en el área de trabajo también se busca permitir el acceso de más mujeres a cargos de liderazgo, innovación, a ascensos y posibilidades gerenciales. La idea no es promover mujeres solo por ser mujeres, sino garantizar sistemas de calificaciones individuales que se basen en las habilidades de los candidatos, más allá de sus diferencias biológicas.

Se cree que la posición de hombres o mujeres en categorías laborales separadas es consecuencia de grupos de estatus sociales, que desean mantener su posición mediante la colocación de aquellos en lugares más bajos con menores salarios.

Pese a ello, en algunas sociedades las mujeres ganan más que los hombres.

Según una encuesta sobre la desigualdad salarial de género realizada por la Confederación Sindical Internacional, las trabajadoras en el estado del Golfo de Bahrein ganan un 40% más que sus compañeros de trabajo, una situación atípica, pero que demuestra que las mujeres pueden recibir el mismo ingreso que sus pares masculinos.

Igualdad de género en los Estados Unidos

Para tomar el caso de Estados Unidos como ejemplo, las relaciones de ingresos laborales por género en ese país sugieren un aumento ligero de las ganancias de las mujeres en comparación con las de los hombres. Es decir, los hombres aún ganan más por el mismo trabajo, pero la brecha se ha ido reduciendo en los últimos años.

Los datos del censo sugieren que los salarios de las mujeres estadounidenses en la actualidad, representan el 71 % de los ingresos que tenían los hombres en 1999. Se ha reducido la brecha, pero aún la diferencia es notoria.

Asimismo, desde que las mujeres ingresaron a la fuerza laboral en EEUU, en la década de los 60, se ha identificado una segregación de las profesiones según el nivel de «feminidad» o «masculinidad» asociada a cada ocupación.

Datos del censo sugieren que hay una mayor integración del género femenino a ocupaciones que no eran tradicionalmente asociadas a él, como ser cartero, cantinera, conductora de autobuses o agentes inmobiliarios. Sin embargo, en otras áreas ocurre lo contrario: arquitectura, ingeniería eléctrica y pilotos de avión son áreas aún predominantemente masculinas.

Las mujeres ocupan más puestos de trabajo en el sector de servicios que los hombres y tienen sobrerrepresetación en trabajos como docencia, enfermería, secretarias o bibliotecarias, asociadas a la visión tradicional del rol femenino. En la mayoría de los casos la mujer tiene dificultad para acceder a trabajos con funciones directivas, solo logra cargos de apoyo o refuerzo. Persiste así la desigualdad de género.

Roles de género en la crianza de los hijos y el matrimonio

Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, consideraba que la biología determina la identidad de género a través de la identificación con la madre o el padre. Otrossostienen que el desarrollo del «yo de género» no está completamente determinado por la biología, sino más bien por las interacciones que tiene cada individuo con el cuidador principal de la casa.

Esta internalización de las normas de género incluye la elección de los juguetes. Los de “niñas” -como las muñecas- refuerzan la interacción, la crianza y la cercanía; los «masculinos» -como carros de juguete o pelotas deportivas- están orientados a la independencia y la competitividad.

Los roles de género que se crean en la infancia son decisivos, pues suelen determinar toda la vida y ayudar a estructurar la paternidad y el matrimonio, sobre todo en relación con el trabajo dentro y fuera del hogar.

Pese al número creciente de mujeres en la fuerza de trabajo, siguen siendo consideradas las responsables de la mayoría de las tareas domésticas y el cuidado de los niños. Mientras esto ocurre y dividen su tiempo entre el trabajo y la casa, los hombres son presionados para ser el principal sostén económico del hogar.

A pesar de que hay parejas que comparten las tareas de la casa, se sabe que las mujeres conservan el rol principal de cuidador dentro de la vida familiar, pese a también contribuir económicamente.

Esta evidencia sugiere que las mujeres que tienen un trabajo fuera de casa suelen dedicar 18 horas adicionales a la semana a las tareas domésticas o relacionadas con el cuidado de los niños, en comparación al promedio de 12 minutos por día que dedican los hombres a las atenciones infantiles.

El rol de los medio

Las representaciones mediáticas de hombres y mujeres se ajustan a las normas tradicionales de género, lo que refuerza la independencia agresiva de los hombres y la dependencia pasiva de las mujeres.

Pese a puntuales excepciones, la industria del entretenimiento vende predominantemente hombres y mujeres en roles que refuerzan la desigualdad entre los sexos.

Los hombres están orientados a la carrera, perezosos o incompetentes en tareas domésticas. Rara vez como cuidadores de sus familias. Las mujeres son presentadas como protagonistas de anuncios de productos para el cuidado del hogar o, peor aún, en el arquetípico «devoradora de hombres», la mujer pecaminosa y lujuriosa que domina mediante el sexo y se considera negativa en comparación a la mujer hogareña y madre.

Estas presentaciones de género en los medios de comunicación refuerzan las normas de género tanto en el hogar, como en la esfera pública. Contribuyen a las inequidades de género en la sociedad.

Atender la desigualdad de género requiere de un enfoque de transversalidad que aplique a los gobiernos y sus políticas públicas, pero también incluya a toda la sociedad en la discusión. A los medios, la educación, que se logre un cambio en la forma en que vemos a la familia y los roles, para llegar a un mundo más equitativo.

Aporta en esa educación compartiendo este artículo en tus redes sociales. La desigualdad de género es un tema que ha tomado protagonismo en la agenda mundial, pero que puede ser confuso. Si tienes dudas, déjalas en nuestra caja de comentarios junto a tus recomendaciones. Estaremos atentos a leerlas todas.

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Written by Dario

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